miércoles, 18 de abril de 2018

"El viaje a ninguna parte".

Esta tarde volveré durante unas horas a la Carlos III (que es una de las universidades en las que he dado clase) para hablar de cine, en concreto de una de las mejores películas de Fernando Fernán Gómez. 

Como he dicho otras veces -incluso he escrito un cuento sobre ello-, no es fácil definir la Estética, al faltarle el respaldo de una Filosofía propia. Por eso me gusta estudiar sus diferentes facetas, la literatura, el arte, la música, el teatro y el cine. "El viaje a ninguna parte" primero fue un serial de radio, luego se convirtió en una novela y más tarde en una película y una obra de teatro. Fernán Gómez es uno de los representantes más destacados del mundo artístico en España y siempre es agradable analizarlo.

Seguramente, los sueños solo tengan que ser sueños y no convertirse en realidad, porque entonces perderían su magia, esa mezcla de imaginación y fantasía que llenan nuestro inconsciente, tanto indiviual como colectivo. Como la de ser actores de teatro que van de un pueblo a otro de Castilla para llevar la historia a la mente de la gente y, de paso, justificar su paso por esta vida. Don Quijote se encuentra en un momento determinado con una carreta donde van un bufón, un diablo, un esqueleto y un emperador. Es la compañía de Angulo el Malo. Otro personaje de Cervantes dice que los actores son necesarios como las flores y las alamedas.

Y así desde que inventamos el fuego e incluso el amor.

(La música de la película es de Pedro Iturralde. Como es un músico de jazz que he visto muchas veces en el "Café Central" y he escuchado en disco, la pongo por aquí:

https://www.youtube.com/watch?v=Yqn5BMxOV30)

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