lunes, 31 de diciembre de 2018

"Llenar la vida de arte".

En este último día del año pienso en lo mucho que me han mimado siempre mis amigos. Me han escrito poemas y canciones, e incluso me han pintado varios retratos, como el pintor granadino José Luis Sánchez de la Torre, convertido en uno de mis amigos íntimos y en personaje de alguna de mis novelas. 

La fotografía es del apunte de un cuadro que me hizo en Madrid, en la casa del barrio de Argüelles de otro buen amigo, Alfonso Pérez Sánchez, cuando este era el director del Museo del Prado. Ahí anunciaba el título del cuadro, "Entre dos símbolos: paz y pasión". Así es como me veía José Luis, incluso con pajarita y el pelo largo, que en esa época solía recogerme en una coleta.

El dibujo lo encontré hace unos días entre otros dibujos que me regaló en su momento. 

La vida es arte o no es.

domingo, 30 de diciembre de 2018

"La Novena Sinfonía de Mahler".

El misticismo del invierno suele recordarme a la Novena Sinfonía de Gustav Mahler. 

Detengo el coche junto a un riachuelo. Echo el asiento hacia atrás y cierro los ojos. Es como si el agua fuese capaz de escuchar, en silencio, las notas musicales que desprende el alma gracias a la partitura de Mahler.


La interpretación de la Joven Orquesta Gustav Mahler dirigida por Claudio Abbado es espléndida y luminosa; resulta fascinante ver a los jóvenes tan preparados y artistas. El primer movimiento es indefinible, de otro mundo, y fue el causante de mi epifanía con Mahler en torno a los 15 años. Recuerdo una noche lluviosa en el Auditorio de Música de la calle Príncipe de Vergara de Madrid y a una mujer cercana a los 90 años. Cuando terminó la sinfonía transcurrieron unos segundos sin que nadie aplaudiera, tal era el estado de éxtasis en el que nos había sumido el adagio final. Entonces la señora dijo con voz entrecortada que Mahler era el único compositor capaz de detener la sangre de sus venas. Y me fijé en que por su hermoso rostro se deslizaba una lágrima. Ella sabía que a partir del minuto 54 nos había hablado Dios.

Abro los ojos y veo.
 

sábado, 29 de diciembre de 2018

"Colette y los 3 tipos de escritores".

Abro un ojo, luego el otro, me tomo un primer café para ver si consigo abrir los dos ojos al mismo tiempo, y me encuentro con el post que ayer escribió en Facebook Javier del Prado Biezma sobre los tipos de escritores. Me suelo detener en sus posts, que siempre me resultan interesantes y entretenidos (reconozco que huyo del aburrimiento como de los filetes de hígado que nos daban nuestras madres de pequeños para desarrollar el cerebro, supuestamente).

Según Javier, hay escritores que escriben su biografía para que su vida sea la novela que justifique el yo. Otros lo hacen fragmentariamente, de forma auto referencial. El yo se convierte así en paradigma de la humanidad. El tercer tipo de escritores escriben su biografía con metáforas, símbolos o conceptos poéticos abstractos en los que la anécdota biográfica se diluye en el texto. A él le gustaría pertenecer a este último tipo, como manera de huir del escritor "narciso" tan de moda en estos tiempos.

Por fin he logrado abrir los ojos, y se me ocurre que existe un cuarto tipo de escritor, aquel que hace lo que le da la gana, con su literatura y con su vida. El otro día vi en el cine la película "Colette" (siempre que hablo de cines me refiero, por supuesto, a esos lugares con moqueta, donde la gente respira cerca de ti, tose, se ríe, se lamenta y luego sale de allí balbuceando qué le ha parecido la película. Y lo mejor es que terminas cenando en un bonito restaurante. Ver películas en casa es como mirar fijamente el microondas o la manera en que se mueve el tambor de la lavadora. Y lo siento por "Roma", que es espléndida).

Gabrielle Sidonie Colette (1873-1954) se crió en el campo y se enamoró de una especie de empresario de la literatura, Henry Gauthier-Villars, apodado "Willy", catorce años mayor que ella. Él la introdujo en el mundillo artístico de París y le animó a convertirse en escritora, aunque al principio firmara sus historias. Se casó dos veces más. Me gusta la descripción del París de finales del XIX y primeros del XX, la interpretación de Keira Knightley y el amor que pone su director en la película, Wash Westmoreland, a pesar de cierto academicismo, sobre todo en la parte más salvaje y erótica de esta escritora. Colette terminó siendo actriz, periodista y guionista, y tuvo relaciones tanto con hombres como mujeres. Su celebridad creció con su novela "Gigi", que Vincente Minnelli llevó al cine.

Colette representa la liberación de tantas cosas cuando casi todo estaba mal visto. Es ese tipo de escritores que se dedica a vivir la vida de verdad, donde la literatura también forma parte de ella, una vida que es mucho más que seguir las reglas, las costumbres y el orden establecido.

Al final de su vida reconoció que había sido muy feliz.



"Siempre me han atraído las personas diferentes".

Me tomo un café, me doy una vuelta por Facebook y aparece esta foto. Es la de Miguel Ángel Andés, un genio que murió demasiado pronto y uno de mis grandes amigos.

Lo conocí hace años en las Cuevas de Sésamo, el lugar donde empecé mis tertulias. Algunas veces he hablado de él en esta red social. Pintor, filósofo, narrador, poeta, bohemio. Miguel Ángel me regaló cuadros y me dedicó algunos poemas. Nos reímos mucho en su ático de Lavapiés, tomando el fresco en su terraza y bebiendo vino. 

La noche en la que nos conocimos sonaba una de mis canciones favoritas:

https://www.youtube.com/watch?v=AsKlTtrqj7g

Di las gracias a Manolo, el pianista, y me referí a los cafés bohemios de Saint-Germain-des-Prés, en París (lo más parecido que tenemos en Madrid es el barrio de las letras). En ese momento apareció Miguel Ángel y dijo tan tranquilo, con mucha gracia, que yo era un pijo y un "complutense". Nos hicimos amigos en seguida, claro. Durante varios años hablamos hasta hartarnos de sus autores preferidos, Hölderlin, Blake, Vian, Joyce, Artaud, Camus, Sartre, y aprendí muchas cosas gracias a él.

Terminé convirtiéndolo en uno de los personajes principales de mi novela "Las mentiras inexactas".

La vida, la maravillosa vida.

"Una de las novelas y de las películas de mi vida".

La Revista "Culturamas" me pidió en su día que hablara de uno de los libros de mi vida. Escribí un artículo sobre "El filo de la navaja" (1944), del escritor británico Somerset Maugham. Ayer por la noche he vuelto a ver la película que dirigió Edmund Goulding sobre la novela dos años después, con Tyrone Power y Gene Tierney.


https://www.culturamas.es/…/la-novela-de-tu-vida-justo-so…/…

Larry Darrell es un joven de Chicago que regresa de participar en la Primera Guerra Mundial y que podría contribuir al enorme desarrollo económico de Estados Unidos, pero prefiere irse a París para hacer el vago y encontrar el "conocimiento". De ahí se dirige a la India. Es heredero de los personajes románticos del XIX que viajaban a Italia o Grecia y un adelantado de los que aparecen en las novelas de la generación “beat”. Es una especie de "pre jipi". Esta es la escena que resume la espiritualidad de toda la historia, una conversación entre Larry y el sabio indio de religión hindú, donde aparece una frase de las "Upanishad", escrituras sagradas del hinduismo, que da título a la novela.

https://www.youtube.com/watch?v=wRdDfxfSiIM

La moraleja es que la bondad es el arma más poderosa que existe. En este sentido encuentro semejanzas con otra de mis novelas favoritas, "El idiota" de Dostoyevski, así como con "Siddhartha", de Hesse. En fin, los libros que a uno le han ido amueblando la cabeza.

Siempre siento cierta melancolía por no poder ver esta película por primera vez:

https://www.youtube.com/watch?v=gmuh-_8BdqY



El éxito profesional es un producto del siglo XX.

Y la rosa lo sabe.


"Quedo implorando mis canciones
A ti a través de la noche;
Abajo, en la tranquila arboleda,
¡Amada, ven a mi lado!

Murmurantes, esbeltas copas susurran
A la luz de la luna,
El acecho hostil del traidor
No temas, tú, amada.

¿Oyes gorjear a los ruiseñores?
¡Ay! Ellos te imploran,
Con el sonido de dulces quejas
Imploran por mí.

Comprenden el anhelo del pecho,
Conocen el dolor del amor,
Conmueven con los argentinos sonidos
A todo tierno corazón.

Deja también conmoverse tu pecho,
Amada, escúchame;
¡Trémulo aguardo el encuentro!
¡Ven, hazme feliz!"


(El poema es del escritor alemán Ludwig Rellstab. Forma parte de una de las últimas obras de Franz Schubert, "El canto del cisne", 1828).

"En busca del tiempo perdido".

"Al subir a acostarme, mi único consuelo era que mamá habría de venir a darme un beso cuando ya estuviera yo en la cama. Pero duraba tan poco aquella despedida y volvía mamá a marcharse tan pronto, que aquel momento en que la oía subir, cuando se sentía por el pasillo de doble puerta el leve roce de su traje de jardín, de muselina blanca con cordoncitos colgantes de paja trenzada, era para mí un momento doloroso. Porque anunciaba el instante que vendría después, cuando me dejara solo y volviera abajo. Y por eso llegué a desear que ese adiós con que yo estaba tan encariñado viniera lo más tarde posible y que se prolongara aquel espacio de tregua que precedía a la llegada de mamá. Muchas veces, cuando ya me había dado un beso e iba a abrir la puerta para marcharse, quería llamarla, decirle que me diera otro beso, pero ya sabía que pondría cara de enfado, porque aquella concesión que mamá hacía a mi tristeza y a mi inquietud subiendo a decirme adiós, molestaba a mi padre, a quien parecían absurdos estos ritos; y lo que ella hubiera deseado es hacerme perder esa costumbre, muy al contrario de dejarme tomar esa otra nueva de pedirle un beso cuando ya estaba en la puerta. Y el verla enfadada destrozaba toda la calma que un momento antes me traía al inclinar sobre mi lecho su rostro lleno de cariño, ofreciéndomelo como una hostia para una comunión de paz, en la que mis labios saborearían su presencia real y la posibilidad de dormir. Pero aún eran buenas esas noches cuando mamá se estaba en mi cuarto tan poco rato, por comparación con otras en que había invitados a cenar y mamá no podía subir..."

(Los Nocturnos de Chopin no son la música de la famosa sonata de Vinteuil que atraviesa la novela de Proust, pero podrían haberlo sido. Cada vez que releo a Proust recuerdo a Chopin: 

https://www.youtube.com/watch?v=3mi145S-HfQ).

"Reconozco que llevo la alegría marcada en el ADN".

Es obvio que sé que este mundo no es un lecho de rosas. Aun así entre mis primeros recuerdos está mi padre bailando conmigo en brazos, y eso no se olvida.

Escribí una novela dedicada a mi padre y a todos los que perdieron aquella guerra, a todos los que pierden todas las guerras. Dediqué veinte años de mi vida a hacerlo, porque hay cosas que un escritor debe hacer. Mi padre era poco más que un niño y pasó frío y un sinfín de penalidades durante su exilio en el sur de Francia, pero jamás me habló mal de nadie.

Sonrío a la vida porque mi padre se lo merece.



domingo, 23 de diciembre de 2018

"Wendy".

Entre las felicitaciones que me llegan estos días, como a todo el mundo, anoche recibí una especialmente bonita, por su carácter literario. El escritor Rafael Soler me envió un Wasap con una grabación de voz de uno de mis "Cuentos de los viernes" (Bartleby, 2015).

El cuento se llama "Wendy", lo escribí como una celebración de la literatura y al escucharlo tuve la sensación, durante un instante, de que no lo había escrito yo. La voz de Rafael es especialmente seductora y él un verdadero gentleman.

La narración dura apenas un minuto y se puede escuchar en el video, al final:

(En la fotografía estoy con Rafael el mes de octubre pasado presentando por segunda vez el libro de Almudena Mestre sobre mi obra, en el Centro Cultural Gloria Fuertes de Madrid. Los seres humanos somos literatura, y solo hay que contarlo para mirarnos y escucharnos en los ojos y la voz de los otros).

"Wendy".

"La niña apretó su mano, forcejeó hasta soltarse y echó a correr por el bulevar en dirección a la estatua.

Se detuvo frente al escarabajo, una figura de bronce de varios metros de altura, donde las parejas de enamorados marcaban sus nombres, y la miró con asombro. De una de sus patas colgaba el cuerpo mutilado de una muñeca. Tenía la cara triste y sucia, su ropa estaba rasgada e incluso parecía manchada de sangre reciente.

Mientas apretaba el botón de su cámara digital para hacer la foto a su hija, su vida pasó en un instante frente a ella.

Entonces supo que nunca podría crecer porque se lo impediría la literatura".

"Poesía".

Esta noche me han despertado los rayos de la luna. Mientras la observaba me han venido a la cabeza los nombres de Bécquer, Mendelssohn y du Pré. Supongo que es verdad que podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía.


"No digáis que agotado su tesoro,
De asuntos falta, enmudeció la lira:
Podrá no haber poetas; pero siempre
Habrá poesía.


Mientras las ondas de la luz al beso
Palpiten encendidas;
Mientras el sol las desgarradas nubes
De fuego y oro vista;

Mientras el aire en su regazo lleve
Perfumes y armonías,
Mientras haya en el mundo primavera,
¡Habrá poesía!


Mientras la ciencia a descubrir no alcance
Las fuentes de la vida,
Y en el mar o en el cielo haya un abismo
Que al cálculo resista;

Mientras la humanidad siempre avanzando
No sepa a dó camina;
Mientras haya un misterio para el hombre,
¡Habrá poesía!


Mientras sintamos que se alegra el alma
Sin que los labios rían;
Mientras se llora sin que el llanto acuda
A nublar la pupila;

Mientras el corazón y la cabeza
Batallando prosigan;
Mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡Habrá poesía!


Mientras haya unos ojos que reflejen
Los ojos que los miran;
Mientras responda el labio suspirando
Al labio que suspira;

Mientras sentirse puedan en un beso
Dos almas confundidas;
Mientras exista una mujer hermosa,
¡Habrá poesía!"


(Rima IV).

viernes, 21 de diciembre de 2018

"The Show Must Go On".

"A mí me gustaría saber qué ven tus gafas cuando lees esta cantidad de comentarios sobre tus escritos diarios", escribió ayer la poeta donostiarra María Díaz Cid. 

Y yo le respondí que mi gafas ven a unos amigos simpáticos, cultos y con cosas que decir.

Esta canción fue una de las últimas que grabó Freddy Mercury, el año 1991. Moriría unos meses después. La intención del grupo era que May grabara las notas más agudas, debido al estado de salud de Mercury. Sin embargo, cuando este llegó al estudio exclamó: "I’ll fucking do it, darling!"

"The Show Must Go On", va por vosotros y por vuestros comentarios cultos y simpáticos de cada día, amigos. 

Que siga el espectáculo de la literatura:

https://www.youtube.com/watch?v=3wia7TSyebY

jueves, 20 de diciembre de 2018

"Las gafas del lector".

El escritor habla de un sujeto que está en los huesos y cabalga a lomos de un caballo cansado por los páramos de La Mancha a principios del XVII y el lector procura ponerle un rostro, conferirle una personalidad, y que de esa manera adquiera cierto sentido en su mente. El primero lleva a cabo un desarrollo "extensional" de su obra, mientras que el segundo lo que realiza es una reconstrucción "intensional" de lo que el escritor ha querido decir. Mágicamente se produce el "pacto de ficción" entre ambos.

Hace un tiempo Inma López Ayala subió esta foto a Facebook. Ella y yo nos hemos visto solo dos veces. En junio de 2016 pasó por la Feria del Libro del Retiro para conocerme, pues éramos amigos virtuales en esta red social desde hacía tiempo. Inma volvió a aparecer en mi vida cuando se acercó a la tertulia del Café Gijón hace un par de meses. Ese día yo daba una charla sobre el significado del cuento en esta época posmoderna y ella quiso que volviéramos a vernos.

Ahí están sus gafas sobre una de mis novelas, precisamente en la página de la dedicatoria. He estado observando la fotografía durante unos minutos mientras me tomaba el primer café de la mañana y he pensado que, como escritor, también a mí me gustaría realizar una lectura "intensional" de lo que veían las gafas de Inma mientras leían mi novela "Entrevías mon amour".

Ser sus gafas durante un instante.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

"Soy demasiado superficial para ser poeta".

Esto fue lo que comenté ayer a Almudena Mestre, que escribió un post sobre los 8 poemas que publiqué en 2008 en una revista de la Universidad Complutense, dedicada a Grecia. No me dio tiempo a explicarme mejor porque me fui de paseo.

Lo que quería decir a Almudena es que necesito aprender mucho más para intentar sintetizar toda la historia de la literatura y del ser humano en unas pocas frases, es decir, en un poema.

El catedrático de Latín de la Complutense Vicente Cristóbal me explicó en su día la asignatura de "Tradición Clásica", en la que se analizaba la influencia de las obras griegas y romanas sobre la literatura española a lo largo de los siglos, y me apeteció homenajear poéticamente a Ovidio y su obra "Heroidas". Escribí mis poemas a partir de las cartas de amor de personajes femeninos hacia sus amados, como había hecho Ovidio.

Almudena escribió:

"El mito, la tragedia, la poesía y Justo Sotelo".

No todo en Justo Sotelo es narrativa, también podemos descubrir poesía. ¿Será narrador o poeta o una simbiosis de ambos géneros? Tanto Eurípides como Racine, Séneca, Unamuno, Kane y Hernández Garrido inmortalizaron el binomio Mito-tragedia después de analizar el mito de Fedra e Hipólito. Al escenificar un episodio mítico se comprende cómo influye la tragedia sobre el mito. El mito es postergado en manos de la literatura y se inicia un apogeo en la Filosofía.

Fedra, princesa cretense, hija de Minos y de Parsifae, esposa de Teseo y madrastra de Hipólito, se enamora locamente del hijo de este último. Trata de realizar ese amor con Hipólito, pero él la rechaza; herida y humillada le acusa ante Teseo de haber intentado abusar de ella y se suicida. Irritado, Teseo entrega a su hijo a la furia de Poseidón, quien envía un monstruo marino que espanta a los caballos de Hipólito, que es arrastrado y resulta gravemente herido. Artemisa revela entonces que Afrodita les ha tendido una trampa, y padre e hijo se reconcilian antes de que Hipólito muria, según el Diccionario de Mitología Clásica de Alianza.

Tanto el mito como los hechos históricos influyeron en la tragedia, la misma que nos ofrece Justo Sotelo en un poema de las “8 Heroidas al estilo de Ovidio” publicadas en la revista “Hesperias Culturas del Mediterráneo. Especial Grecia”.

"Fedra a Hipólito".

"Este amor no me da vergüenza.
Adorando el pubis de tu necesidad
he aprendido a conocerme mejor.
Soñando los caminos que otras han olvidado
tu cara siempre joven he querido inmortalizar.
Tu soledad he visto en tus convulsiones.
Un adúltero infame es peor que el propio adulterio.
Para volver a conocerme menos, te conozco,
más y menos en tu presencia,
tu cuerpo y mi cuerpo en tus raíces
que no me pertenecen.
Y sé que no es bastante.
Mis labios también quieren beber tu llanto
y forjar mis dedos tus rasgos inanimados.
Mientras no te invente nada conseguiremos,
Otra noche, en la soledad del mismo lecho,
seguiré suplicándote".

(En fin, que me faltan varias vidas para ser poeta, así que lo mejor es que me vuelva a ir de paseo).


martes, 18 de diciembre de 2018

"La última tertulia por este año en el Café Gijón".

Esta tarde despediremos las tertulias de 2018 en el Café Gijón. A las 18.30 la actriz Ángela Guzmán nos ha preparado una representación dramatizada sobre la Navidad. La fotografía es de su anterior visita, un poco antes del verano.

Me tomo el primer café del día y pienso en alguna música para la Navidad que ilustre este post, algo de Bach o de otros barrocos, pero me viene una canción de Queen a la cabeza. Pensándolo bien, todos somos campeones, desde el primero hasta el último, uno a uno, hasta llegar a 7000 millones de personas.

Supongo que eso también es la Navidad.

https://www.youtube.com/watch?v=0xokURlbk6I

lunes, 17 de diciembre de 2018

Lo que me gusta de ser escritor.

¿Ser escritor? ¿Escribir libros? ¿Cambiar el mundo? ¿Por qué los escritores nos tomamos todo tan en serio, como si escribir fuera algo así como una Religión? 

Por cierto, ¿por qué todo el mundo se toma todo lo que hace tan en serio?

A mí lo que me divierte de escribir novelas y cuentos es que se acerquen mis alumnas al Retiro a saludarme.

domingo, 16 de diciembre de 2018

"La juventud va por otra parte".

Ayer estaba viendo en TV la ceremonia de entrega de los premios de cine europeos, que ganó "Cold War", una estupenda película de la que hablé por aquí hace poco, y mi hijo comentó lo antiguo que le parecía este mundo, de galas, premios y demás. Cuando hablo con mis alumnos sobre los medios de comunicación, en papel, tradicionales, etc., suelen decirme que no los siguen porque les parecen antiguos. Lo de las listas de libros y otro tipo de listas son mera "ciencia ficción" para ellos. No hay nada más curioso que observar a un escritor apareciendo por todas partes promocionando su libro, como si fuera una colonia o un crecepelo (estilo Francisco Umbral), cuando los jóvenes desconocen de qué les están hablando, entre otras cosas porque están viajando por Europa o cualquier lugar del mundo, en tren, autobús o autoestop.

Me tomo un café y pienso un poco en la manera en que está evolucionando el mundo. 

Lo único que sé es que los jóvenes siempre tienen razón.

(La fotografía es de una tertulia de hace 2 o 3 años en el café "Puro Teatro" de Malasaña, con la participación de varias alumnas mías, en la que se habló de estas cosas).

sábado, 15 de diciembre de 2018

"Escribir en España".

"Escribir en España es llorar", dijo Larra en su día. Muchos años después el poeta Luis Cernuda completó la frase de Larra: "Escribir en España no es llorar, sino morir". Hay que reconocer que estos dos estupendos escritores nunca fueron la alegría de la huerta.

Dicho eso, el pasado 4 de diciembre la Asociación de Escritores de España (ACE), de cuya Junta Directiva formo parte, organizó en la sede de Madrid del Instituto Cervantes una mesa redonda con cuatro escritores de épocas diferentes para hablar sobre el hecho de escribir en estos tiempos tan "digitales".

Empezó hablando Manuel Rico, como presidente de ACE, y luego siguieron Luis Mateo, Inma Chacón, Joaquín Pérez Azaustre y Ana Castro, esta última como representante de la juventud que ha nacido con un móvil y una red social bajo el brazo. Qué tiempos aquellos de la barra de pan, ¿verdad? La moderadora fue Alicia Aza, abogada, poeta y compañera de ACE. Al final de la conversación intervino, entre el público, una traductora literaria que hizo un comentario curioso: "El problema no son las nuevas tecnologías, sino la crisis de lectores. ¿Por qué se lee cada vez menos?". Larra se volvería a suicidar, seguro, aunque esta vez no creo que fuera por amor. Después de todo podría dedicarse a escribir literatura de "autoficción", contarnos su vida y quedarse tan contento.

Aunque yo no estuve, me parece que se dijeron cosas interesantes, como se puede observar en el siguiente video del Instituto Cervantes:

https://www.youtube.com/watch?v=Ep6p7V-X_AU&feature=share

¿Qué es ser un genio?

Un genio vive en este mundo, trabaja, ama, se divierte y se aburre como todos, pero a la vez posee un mundo propio muy especial. Si alguna vez te lo encuentras por ahí, a lo mejor te habla de la actualidad política, cultural y económica, pero en seguida te sumerge en su mundo, algo que no tiene nada que ver con la vida cotidiana.

He conocido a algunos artistas geniales en mi vida, y uno de ellos es ese señor al que agarro del brazo en la foto. Se llama Santiago Martínez Sáenz, es arquitecto y pintor, y me acompaña en la dirección de las tertulias desde hace más de quince años. Cuando lo encontré por el camino, ya había levantado edificios importantes -como uno en el Ensanche de Vallecas, que estuve viendo con él- y celebrado decenas de exposiciones. Estaba cerca de la jubilación en la Escuela de Arquitectura de Madrid, en la que había sido profesor de dibujo técnico y de análisis de formas, y se implicó desde el principio en las tertulias porque le interesaba la combinación de los dos lenguajes artísticos.

Este lunes pasado la pintora Johana Roldán lo entrevistó en su espacio de arte de "La Colmena", para hablar del proceso creativo. La charla es breve, pero interesante. Para ambos, el pensamiento es el que ayuda a pintar, y viceversa. Primero aparece la dimensión emotiva o sentimental, pero al final se llega a la intelectual o conceptual, que es la que consolida el proceso artístico.

De vez en cuando me gusta sentar a algún genio a mi mesa, por si se me pega algo. 

La entrevista se puede escuchar a partir del minuto 30.45:

https://www.ivoox.com/colmena-los-banos-del-pozo-azul-audios-mp3_rf_30687776_1.html?fbclid=IwAR0lzMCh2j5GRFZ05x0wjYFHo-Qr1CbfzLpFWdVLS-9zy91E_j4sd4wUo-k
 
 

jueves, 13 de diciembre de 2018

"Rompiendo la cuarta pared".

"¿Es usted un lector ávido o un lector “twittero”? O, mejor, ¿lee usted? La literatura -independientemente del medio en el que se haga notar- cada día tiene menos followers".
Mi amiga poeta de Tenerife Candelaria Villavicencio tiene una hija, que se llama Violeta Lúa Heredia Villavicencio, que también es amiga mía y que está haciendo el doctorado en Arte y Humanidades. 

Al hilo de sus lecturas para su tesis doctoral, este pasado lunes publicó un artículo, "Rompiendo la cuarta pared", en la revista "The Conversation", que me ha parecido interesante. Aborda el futuro de la lectura y de la propia literatura desde la perspectiva de una persona joven e inteligente. Empieza con las frases que he citado al principio y sigue así: "Actualmente, la gente está absorta en su vida y no se detiene, a veces, en leer ni tres líneas. Las siguientes preguntas que me planteo son: ¿Qué pasa? ¿Por qué la gente se aburre leyendo y prefiere ver imágenes y memes?" 

El resto del artículo menciona a Diderot, el inventor del concepto de "cuarta pared" aplicada al teatro, y que a mí me explicó Pedro Víllora en sus clases de teatro a la hora de referirse a la pared ficticia que separa el escenario del público. En el caso del texto escrito sería ese espacio entre el lector y el escritor, que estudió Iser. 

¿Qué piensa, realmente, el lector cuando lee al escritor desde su propia intimidad?

https://theconversation.com/rompiendo-la-cuarta-pared-106258?fbclid=IwAR2Hrg1YSd_X3pEL-ViUqU4P--ZLgwm6YIAKagMLWIfAfOSytSy4ktFq210 



Un aeropuerto bajo la niebla.

El aeropuerto se encuentra cubierto por la niebla, el avión sale con retraso y al lado unos mochileros con unas guitarras tararean canciones de los 70 y 80.

Un muchacho con barba dice que lo mejor es viajar a la velocidad de la luz mientras se pueda y una chica con un vestido de flores le contesta que siempre habrá que desafiar la ley de la gravedad.

Las gotas de aceite resbalan cariñosamente por las rebanadas de pan. El café está caliente. Todo permanece en su sitio, incluso la voz de Mercury y esa canción que, según estos chicos, es ideal para viajar a la velocidad de la luz mientras se desafía la ley de gravedad, como si la actitud bohemia ante la vida coqueteara con la eternidad y la primavera jipi se hiciera visible en el cerebro de cada ser humano:

martes, 11 de diciembre de 2018

"Mensaje en una botella".

El temporal había pasado y las olas volvían a acariciar la orilla. La espuma se metía entre los dedos de los pies y le hacía cosquillas, como cuando Ingrid se los besaba para despertarle entre sonrisas.

Respiró hondo y siguió caminando por la playa mientras pensaba en su vida itinerante, que le había llevado a aquella isla y le había permitido conocerla a ella, la mujer con la que quería pasar los últimos años de su vida. Estuvo a punto de pisarla, pero retiró el pie a tiempo. La botella estaba medio enterrada y tenía un brillo especial. Pensó en moverla con el pie, pero decidió agacharse y mirar en su interior. Tal vez escondiera un mensaje, se dijo, como en las historias románticas que había vivido en brazos de mujeres maduras que le enseñaron todo lo que sabía. Ahora su vida había dado un vuelco, a pesar de que la gente los miraba con extrañeza. Esa historia no podía durar, decían algunos. Seguro que ella le sería infiel con un tipo de su edad, comentaban otros. Ellos reían y se pasaban el tiempo haciendo el amor, hablando y caminando por la playa.

Movió la botella varias veces y consiguió sacar un pequeño estuche de su interior que, en efecto, contenía un mensaje.

Era de Ingrid.

("Cuentos de los viernes", 2015, Bartleby Editores).

(Paseando el otro día por una playa del Mar Rojo me pareció ver un mensaje en una botella).

Una novela de un tertuliano.

Mañana es día de tertulia, pero los tertulianos nos iremos a la Librería Lé, a la presentación de la primera novela de Mohamed El Morabet, tertuliano desde hace varios años.

No recuerdo cuándo empezamos a hablar en esta red social, ni el momento en el que Mohamed (Alhucemas, 1983) se acercó a la tertulia; a lo mejor ya han pasado 4 o 5 años, o incluso más. Se sentaba en su silla, permanecía en silencio y observaba. En aquel tiempo ya estaba escribiendo una novela, y por eso me dijo un día que si podía leer algunos capítulos en la tertulia, lo que hizo en un par de ocasiones. Mohamed es un tipo preocupado por los derechos humanos, y sin duda un buen lector. Sabe lo que lee y también sabe lo que escribe, por algunos relatos que le he leído, en particular uno inspirado en Borges. Su estilo y su voz tienen algo de Bellow, Nabokov y Salter.

Esta es una entrevista que le han hecho el otro día sobre su novela, que le presentarán los escritores Mercedes Monmany y Eloy Tizón, en el Paseo de la Castellana 154, cerca de la Plaza de Castilla, a las 19.30.

http://www.solidaridaddigital.es/…/huir-es-otra-forma-de-vi…

(La foto es de los primeros años de Mohamed en la tertulia, en concreto de la tarde en la que nos visitó la fotógrafa asturiana Sofía Santaclara, que está en el centro).

"Cuarteto de Alejandría".

"Las ideas y objetos que se te contrapongan. El lío de poseer unos bellos intentos, ideales enormes de profundos deseos y eso de tener que sufrir las inocentadas belicosas de cada día que pasa, si tú no estás".

"Balthazar", "Mountolive" y "Clea" son los otros volúmenes de "El cuarteto de Alejandría", junto a "Justine", de Lawrence Durrell. Los cuatro cuentan lo mismo, pero desde el punto de vista de cada personaje. La nueva versión desmonta la anterior, la contradice y la completa. Lo que en principio era una historia de oscuras pasiones entrecruzadas en el interior de una ciudad que lo devora todo, donde la Justine de Durrell es un trasunto de la Justine de Sade, deja paso a asuntos políticos y religiosos, con temas de espionaje, complots, violencia y dinero en el contexto de la Segunda Guerra mundial y sus antecedentes. No obstante esta obra es, por encima de todo, esa ciudad cosmopolita y viciada, y la fuerza de sus personajes. No es fácil leer algo de tanta calidad, siempre a partir del tono, el lenguaje y la atmósfera, que es como se escribe la buena literatura.

Las palabras del principio conforman la dedicatoria que me escribió alguien cuando me regaló "Justine". Yo era muy joven y todavía no sabía si sería escritor. Al final te vas haciendo escritor porque lees las cosas que tienes que leer, mientras vives intensa y apasionadamente la vida como si la estuvieras escribiendo.

O te la estuvieran escribiendo.

Entre ser escritor o vividor siempre he sabido lo que tenía que elegir.




Releer "Justine" mientras vuelas a Alejandría.

Cuantas veces la habrás leído, te preguntas. Son las historias de Justine y Nessim, de Melissa y Balthazar moviéndose en una ciudad que convirtió a los personajes en su propia flora, bajo la mirada de Cavafis, el viejo poeta. Es aquello de las cinco razas y las cinco lenguas. Una docena de religiones y el reflejo de las cinco flotas en el agua grasienta.

Pero hay más de cinco sexos. Porque de Alejandría escapan los enfermos, los solitarios, los profetas, todos los que han sido heridos profundamente en su sexo.

Después de todo, como dijo Freud, todo acto sexual es un proceso en el que participan cuatro personas.

"Blow up".

Esta fotografía siempre me ha resultado curiosa e, inevitablemente, me ha llevado a pensar en uno de los mejores cuentos de Cortázar, "Las babas del diablo", y una de las mejores películas de Antonioni, "Blow up", inspirada en ese relato, aunque aquí no hay asesinatos, claro. 

En ese preciso momento estoy presentando mis "Cuentos de los viernes" (2015) en el café "Puro Teatro" de Madrid. A un lado, difuminado -como si se tratara de la propia vida dentro de la literatura-, aparece el rostro de Tomás Albaladejo, catedrático de Literatura Comparada en la Autónoma de Madrid, de la que fue Decano. En su momento estudié en la Complutense sus análisis sobre los Modelos de Mundos Posibles, que después apliqué a varios ensayos. Ahora somos buenos amigos.

De esa sorpresa se ocupa el cuento de Cortázar, de todo lo que aparece en una fotografía y no esperábamos que estuviera allí. Es la interpretación de lo inesperado, incluso de lo fantástico. ¿De verdad se encontraba Albaladejo en ese café tras presentar mis cuentos? ¿Lo había estudiado yo en la facultad? ¿Y si en uno de los rincones de la fotografía aparecieran otras imágenes, como en "Blow up"?

Ser literatura.

"Oratorio de Navidad".

Toda la vida me han llamado pijo bohemio intelectual. Al principio me resultó curioso, pero me acostumbré en seguida.

De todas formas a un pijo bohemio intelectual también puede gustarle el chocolate con churros. Y ser escritor, profesor, progresista, madrileño, ciudadano del mundo y apreciar la Navidad. En realidad me gustan todas las fiestas, quizá porque para mí todos los días son fiesta. El mundo es mío, y mira que es grande. Está lleno de calles, de países, de rostros. 

Y hablando de que se acercan estas fiestas por qué no escuchar una de las músicas más hermosas que se han escrito para celebrar la Navidad. 

miércoles, 5 de diciembre de 2018

San Agustín y Fernando Vallejo.

El otro día estuve hablando un rato sobre el Neoplatonismo de San Agustín. Lo hice por teléfono con el poeta de Zaragoza Fernando Vallejo Ágreda, a raíz del post que escribí sobre las "Confesiones".

En Agustín de Hipona influyeron sobre todo Plotino y los neoplatónicos. Sus primeras lecturas se basan en las doctrinas "maniqueas"; sin embargo, tras abandonar a Manes regresa a Roma en búsqueda de una mayor prudencia (metafísica) frente a lo natural. En Roma ocurre su conversión, un proceso catalogado como de liberación debido a su historia maniquea. Su liberación se produce cuando recibe los libros de Plotino, concretamente los tratados: “Sobre las tres principales hipóstasis” (Enéada V) y “Sobre la belleza” (Enéadas I y V).

Por otra parte, a Fernando le hace ilusión presentar en Madrid, el próximo febrero, su primer libro de poemas, "Cuaderno verde" (Editorial "Los libros del Mississippi"). Y que se lo presente yo en el Café Gijón, lo que parece que todavía le hace más ilusión.

Intelectualmente, Fernando es un portento, y también lo es humanamente, ya que como buen sacerdote se pasa el día ayudando a los demás. Así que el agradecido soy yo por encontrarme por el camino con personas tan majas como este hombre.

(La fotografía es de una visita que nos hizo Fernando a la tertulia el pasado curso).



martes, 4 de diciembre de 2018

"Comedia, tragedia o tragicomedia".

Hoy es martes de tertulia en el Café Gijón y en ella Javier del Prado Biezma terminará su charla sobre los géneros literarios. Me ha comentado que no se detendrá tanto en las diferencias entre las tres instancias básicas de la escritura (o de la palabra) frente a la "realidad" referida, sino en el modo en que los escritores hacen o no uso de ellas.

¿Cómo y por qué utilizan o rechazan los escritores los géneros literarios?

Lo que no olvidaremos es de sonreír, de hacer un poco el tonto y de reírnos de nosotros mismos, como en esa fotografía que he encontrado de hace unos pocos meses cuando nos visitó la poeta Cecilia Quílez. Ahí estamos con ella Javier, la tertuliana Pilar Rivera y yo.

Hablando de géneros literarios, me parece que en España necesitamos más comedia que tragedia. Esto me recuerda que cuando Fernando de Rojas encontró el primer acto de "La celestina", y decidió continuar escribiendo la obra, lo que le apetecía era escribir la Comedia de Calisto y Melibea, pero la gente se empeñaba en leer cosas más trágicas, así que tuvo que unir las dos palabras y matar a todo el mundo.

¿Sonreímos un poco, amigos, mientras nos tomamos el primer café de la mañana?

lunes, 3 de diciembre de 2018

"La Democracia".

Paseo por la orilla de la playa. Observo el ir y venir de las olas, y pienso en la inefable perfección del Universo. Los seres humanos no somos apenas nada, poco más que una gota de lluvia en medio del oleaje.

A lo largo de la historia el mar ha traído multitud de cosas a la orilla, tesoros de barcos hundidos, imágenes de vírgenes y santos, mensajes en botellas llenas de sueños y utopías. También ha traído cadáveres de personas que nadie quiere, ni en esta orilla ni en sus propios países.

Me gustaría entender el lenguaje de las olas.

Siempre he sabido que el mar cree en la Democracia.

domingo, 2 de diciembre de 2018

"Algo parecido a la libertad".

Me he encontrado en el Metro a un músico tocando y cantando una canción de Silvio Rodríguez.

Me detengo y observo a un tipo de cincuenta y tantos años, de pelo oscuro y la cara pintada de blanco. No tengo prisa; a lo largo de mi vida nunca he tenido prisa por casi nada. Siempre me ha gustado caminar lentamente, por las calles de Madrid y París, por la arena de la playa, entre los árboles de los caminos que no existen.

Termina la canción.

No sé si echar una moneda en el sombrero del cantante. ¿Se puede pagar la libertad con una simple moneda? Al final casi pierdo el Metro, aunque sé que en seguida llega otro. Esa es la libertad de la vida, una libertad con el rostro pintado de blanco, como las risas y sonrisas de nuestra niñez.

Una libertad que se parece a un unicornio:

https://www.youtube.com/watch?v=a81AGfl0JOY