martes, 5 de diciembre de 2017

Comiendo con mi cura vasco favorito.

Ama y haz lo que quieras, dijo San Agustín y siempre me lo repite Javier, mi cura vasco favorito, cuando comemos juntos. 

No me importaría pasarme la eternidad con personas como él (en realidad forma parte de mi círculo más íntimo, ese del que nunca hablo). Es tan buena gente que resume la vida con dos palabras, amor y humor. ¿Cómo no íbamos a llevarnos bien? Además me conoce tan bien que perdona mis pecados en un instante, siempre con una sonrisa en los labios. Asegura que los "santos laicos" como yo en el fondo nunca pecamos o al menos Dios mira para otro lado. 

Y esa es una gran ventaja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario