lunes, 14 de agosto de 2017

Cupido o la inmortalidad y Woody Allen tocando el clarinete en su café de Nueva York.

El otro día Almudena Mestre publicó un artículo en la revista "Entreletras" donde nos incluyó a Proust, Borges, Cortázar y a mí, con el objeto de realizar un estudio comparativo sobre la utilización del tiempo en nuestra literatura: "Un cuarteto literario en clave de sol". Obviamente, se lo agradecí y le dije que a este paso me iba a hacer inmortal:


Ese mismo día, pero por la tarde, quien realmente me convirtió en inmortal de un plumazo fue Lourdes Martín (con la que me une la misma admiración por Woody Allen) al denominarme el dios "Cupido" de la literatura, así, con todas las letras.

Lo más curioso del asunto es que después estuve paseando un rato (que es el único deporte que me gusta practicar) y llegué a la calle de la foto. Moví la cabeza de un lado para otro, como no creyéndolo, sonreí y me dije que no podía dejar de ser escritor con tantas casualidades. Seguro que hasta Woody Allen aplaudiría antes de irse a tocar el clarinete al café Carlyle de Nueva York:

https://www.youtube.com/watch?v=QENBt_8NV4k

¡Feliz lunes de jazz, literatura y amor, amigos!

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