viernes, 19 de mayo de 2017

Me gusta tanto Pollock. Y también la geometría fractal.

Jackson Pollock es uno de los pintores esenciales del siglo XX. Anoche me topé con él mientras repasaba un libro de Fisica. En unos días presentaré, en el Casino de Madrid, un libro de relatos de un profesor de Física y quería leer algo al respecto.

Hablando de la belleza en arte y en ciencia, Pollock es un buen ejemplo de simplicidad y complejidiad. La densidad de sus cuadros los hace grandes y, aunque las salpicaduras de pintura parecen aleatorias, sus obras más importantes poseen una densidad, aproximadamente, uniforme por cada color que aparece en ellas.

Ahí está la Teoría del Caos, algo similar a lo que se produce en la Naturaleza desde el origen de los tiempos. Después de un huracán, todo se queda con el "orden" del caos. Los artistas, escritores, músicos pueden atraer al público gracias a su instinto, por la imitación de los patrones fractales que sigue la propia Naturaleza. La belleza adquiere sentido por sí misma, de forma tan determinista como aleatoria, algo que también intento que ocurra con lo que escribo.

Cuando miro y analizo los cuadros de Pollock, sé que estoy en mi época, que los dos estamos en la época correcta.

(Este cuadro es "Convergence", del año 1952, de 393.7 x 237.5 cm. y se encuentra en la Albright-Knox Art Gallery, Buffalo, NY, USA).

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