lunes, 22 de mayo de 2017

Los escritores y el amor.

Ayer por la tarde conocí en su casa del Escorial a una mujer encantadora, de 93 años, profesora de inglés, musa de muchos artistas y primera novia de un escritor canario que admiro, Rafael Arozarena (1923-2009), el autor de la bellísima novela "Mararía".

Su historia de amor, que comenzó cuando él tenía 13 años y ella 12, fue sobre todo de silencios y miradas, mientras ella cosía en el taller de costura de la hermana de Rafael y él le escribía poemas de amor en los envoltorios de las tabletas de chocolate y los dejaba caer junto a ella. En la plaza del Príncipe se lanzaban miradas durante las tardes de los domingos y en los bailes de Primavera pasaban de la adolescencia a la juventud. Luego los apartó la guerra y la distancia (ella vivió mucho tiempo en Palma de Mallorca), pero la literatura los continuó uniendo, así como el recuerdo de los bellos años de la inocencia.

Estuvimos hablando desde las 7 de la tarde hasta las 12 de la noche. Creo que a esas horas se jugaban partidos de fútbol, se elegían candidatos políticos y el mundo seguía girando, pero yo estuve reconstruyendo en mi mente una historia de amor, completa, eterna, lo que verdaderamente concede sentido a la existencia.

(En las fotos, Lourdes y Rafael).


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