domingo, 8 de enero de 2017

"Adiós Nonino".

Uno de los regalos más hermosos que me han hecho ayer los Reyes Magos es la recopilación, en forma de libro y de dos discos, de los programas de la "Sinfonía de la mañana", que cada día emite Radio Clásica cuando abro los ojos.

A veces me preguntan mis alumnos de las 8 y las 9 de la mañana por qué se me ve tan feliz a esas horas en clase. Son muchos los motivos, pero uno de ellos es porque seguramente acabo de escuchar a Mahler y Puccini y Mozart y Beethoven y Bach y Satie y Haendel y Chaikovski y Dvorak y Sibelius y Chueca y Ravel y Debussy y Rachmaninov y Schubert y Monteverdi y Purcell y Villa-Lobos y Wagner y Albéniz y Mendelssohn y Haydn y Chopin y Fauré y Shostakovich y Vivaldi y Piazzolla.

Dejaré ahí el polisíndeton. Porque también están los textos de Martín Llade acompañando a esa música.

Dentro de esa sinfonía de la mañana, cómo no emocionarse con una de las obras más apasionadas de Astor Piazzolla, dedicada a su padre tras su muerte. Piazzolla nació en Mar de Plata en 1921 y murió en Buenos Aires en 1992.

Esta versión, además, es especialmente hermosa:

https://www.youtube.com/watch?v=pzmTZFPejDI

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