domingo, 11 de septiembre de 2016

"Ut pictura poesis"

Es obvio que a los escritores nos gusta que nos lean y que los lectores, además, escriban comentarios inteligentes.

"Justo, escribes con la técnica de Pierre Puvis de Chavannes -fresco para óleo- y efectos físicos de Chagall en la playa, mientras que Javier prefiere responderte como un Courbet".

Dijo ayer por aquí Marina Martin Baz, alumna de literatura de Javier Del Prado Biezma.

Me parece una descripción tan bonita y original que me apetecía recogerla antes de irme al aeropuerto y subirme a un avión. Puvis de Chavannes es el antecedente simbolista de Gauguin y su pintura está más allá del tiempo y el espacio (dos constantes en mi literatura). Chagall es muy bueno (recuerdo una "Turandot" en la Ópera de París en la que me pasé las dos horas de la ópera de Puccini mirando al techo) y respecto de Courbet prefiero recordar uno de sus autorretratos en lugar de su socorrido, impactante y vulgar "El origen del mundo".

Esto de la "Ut pictura poesis" siempre me ha gustado desde que me examiné de la "Epístola a los Pisones" de Horacio en la Complutense. Qué decir del viaje hacia la esencia simbolista que ya se percibe en la música de Wagner y de la aparición de Baudelaire, Mallarmé y Rimbaud que unen la música, la palabra y los estados anímicos. Como dijo en su día Valle-Inclán el arte de su tiempo buscaba refinar, aumentar e intensificar las sensaciones. Por eso ahí están los aromas, sonidos y colores de Baudelaire con sus famosísimas correspondencias, y el color de las vocales de Rimbaud: "A-noir; E-bleu, I-rouge, O-jaune, U-vert".

La poesía y la música atraparon el mundo de la pintura y el arte continuó progresando.

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