lunes, 19 de septiembre de 2016

Me gusta vivir, permanentemente, en medio de una película.

Y no lo digo porque la foto parezca una de las primeras escenas de "El padrino".
"Justine" es el primer volumen de la mítica tetralogía "El cuarteto de Alejandría", de Lawrence Durrell, que se desarrolla en la Alejandría de los años treinta. Es una novela compleja cuya lectura obsesionaba a Marilyn Monroe. Mientras ella se convertía en mito erótico del cine, su única obsesión era estar a la altura intelectual de su marido, el escritor Arthur Miller, el único hombre al que admiró y amó.
 
Este fin de semana he conocido a una gatita preciosa de dos meses que se llama "Justine" como homenaje a mi nombre. Se lo ha puesto una persona que ha leído casi toda mi obra literaria.

¿Hay algo más bonito que ser escritor?



viernes, 16 de septiembre de 2016

Para seguir el argumento emocional en una película.

Para seguir el argumento emocional en una película lo mejor es acudir a un ciclo de sinfonías, dice en una entrevista el director de cine inglés Terence Davies del que hablaba el otro día a propósito de "Sunset Song". Es lo mismo que pienso yo en el caso de la literatura.

Davies pone como ejemplos a Sibelius y Bruckner. Yo añado a Mahler, Beethoven y Brahms. Se presenta la idea inicial, quizá el personaje principal; luego aparecen los secundarios y de ahí se pasa a variaciones sobre unos y otros, como en una sinfonía o una sonata.

No se trata de "pegar" una secuencia tras otra, sino de ir de grandes momentos a grandes momentos con los sutiles e imperceptibles movimientos de la cámara. Son esenciales las correspondencias visuales entre los planos, recurso que se usa para crear una rima entre dos momentos que están separados en la película.

Luego están las elipsis temporales, el valor que se concede al espacio en el arte moderno y el montaje, que es tan importante como la propia película, en busca de las correspondencias. Lo mismo podría decirse de una obra literaria, como nos enseñó Baudelaire.

Anoche me dormí escuchando a Beethoven y hoy me he despertado igual, con su última sonata.

https://www.youtube.com/watch?v=1ljq4MwzAbo

"El patio de la librería".

"El patio de la librería".

Como es viernes, uno de los "Cuentos de los otros".

(O la seducción a través de la literatura y el "efecto realidad" de Barthes).

http://revistatarantula.com/el-patio-de-la-libreria/

"Las películas que has visto vuelven a ti de diferentes maneras".

Esa frase es del director inglés Terence Davies, uno de los que más admiro, que me recuerda tanto a Kiorastami y Angelopoulos, otros dos de mis referentes.

El motivo de citarla es que ayer vi su última película, "Sunset Song", pura poesía visual, la adaptación de la gran novela de la literatura escocesa del siglo XX escrita por Lewis Grassic Gibbon. Es la historia de una muchacha que busca vivir su propia vida, entre un padre terrible que se cree dueño de todo, incluida su familia, una tierra tan dura como hermosa y un marido que termina transtornado por la Primera Guerra Mundial. 

Es una película fuerte, dramática, bellísima, profunda, romántica, absolutamente romántica, como su director. El día anterior me llevé una enorme decepción con la última película de Woody Allen, "Café Society", posiblemente una de las más deficientes de su filmografía, y necesitaba reconciliarme con el cine.

Las películas de este director de Liverpool tienen siempre la forma de una sonata y, por supuesto, hay que verlas en versión original.

En su día "Voces distantas" (1988), "El largo día termina" (1992) y "The Deep Blue Sea"(2011) me hicieron entender que se puede ser un director de factura clásica y a la vez profundamente moderno y actual. Con esta película de ahora (ya tiene otra aún sin estrenar sobre la poeta Emily Dickinson) da un paso más hacia la máxima belleza.

Es un cine que, como le ocurre a la película belga de la que hablé el otro día, es radicalmente opuesto al comercial norteamericano. Solo tiene una escena discutible; al final cambia el punto de vista de ella por el de su marido en la guerra, lo que rompe la narración.

¿Cuál es la línea que separa lo ético de lo inmoral?

"Los caballeros blancos" es una película belga de Joaquim Laffose estrenada en los cines Golem de Madrid el 19 de agosto y que ganó la Concha de Plata a la mejor dirección en el último festival de San Sebastián.

En su anterior película, "Perder la razón", Laffose analizó las relaciones de pareja, el aparente altruismo de la gente y la sutileza en las relaciones de dominación. Y ahora amplía su visión. "Los caballeros blancos" es una película sobre "héroes", que está en los antípodas de otros héroes como Batman, Ben Hur, señores con y sin anillos y cosas así.
 
Se basa en la actuación de la ONG “El Arca de Noé” que supuso un gran escándalo en Francia el año 2007. Su idea era sacar del Chad a 300 niños huérfanos víctimas de la Guerra Civil. Los miembros de la organización convencieron a varios jefes de poblados de que pretendían crear un orfanato durante 15 años en el que acoger a las víctimas de la guerra, encubriendo así su verdadero propósito, que no era otro que entregar a los niños en adopción a familias francesas y sacar dinero de ello.

La película es a veces de aventuras y otras casi documental. Tiene mucha calidad, tanto en la dirección como en los actores, el guión, la ambientación, etcétera. El problema es que será difícil verla en España, salvo en Madrid y algún sitio más.

Desde luego aborda un asunto esencial. Como dice el director "todos nos hemos encontrado a mucha gente con ganas de hacer el bien y no el mal, pero si las buenas intenciones bastaran, lo sabríamos".
Las preguntas que suscita se me quedaron grabadas en la mente hasta la hora de la cena y hoy me he levantado pensando en ello. ¿Es mejor salvar a huérfanos de una muerte segura de manera ilícita, que aceptar las normas y dejarlos a su suerte en el país? ¿Lograr el fin del bien justifica los medios? O dicho de otra forma, ¿cómo plantear la ayuda cuando las diferencias y los intereses entre quien socorre y es socorrido son abismales?"

La película no responde a esas preguntas, solo las plantea, por eso es excelente.

domingo, 11 de septiembre de 2016

"Ut pictura poesis"

Es obvio que a los escritores nos gusta que nos lean y que los lectores, además, escriban comentarios inteligentes.

"Justo, escribes con la técnica de Pierre Puvis de Chavannes -fresco para óleo- y efectos físicos de Chagall en la playa, mientras que Javier prefiere responderte como un Courbet".

Dijo ayer por aquí Marina Martin Baz, alumna de literatura de Javier Del Prado Biezma.

Me parece una descripción tan bonita y original que me apetecía recogerla antes de irme al aeropuerto y subirme a un avión. Puvis de Chavannes es el antecedente simbolista de Gauguin y su pintura está más allá del tiempo y el espacio (dos constantes en mi literatura). Chagall es muy bueno (recuerdo una "Turandot" en la Ópera de París en la que me pasé las dos horas de la ópera de Puccini mirando al techo) y respecto de Courbet prefiero recordar uno de sus autorretratos en lugar de su socorrido, impactante y vulgar "El origen del mundo".

Esto de la "Ut pictura poesis" siempre me ha gustado desde que me examiné de la "Epístola a los Pisones" de Horacio en la Complutense. Qué decir del viaje hacia la esencia simbolista que ya se percibe en la música de Wagner y de la aparición de Baudelaire, Mallarmé y Rimbaud que unen la música, la palabra y los estados anímicos. Como dijo en su día Valle-Inclán el arte de su tiempo buscaba refinar, aumentar e intensificar las sensaciones. Por eso ahí están los aromas, sonidos y colores de Baudelaire con sus famosísimas correspondencias, y el color de las vocales de Rimbaud: "A-noir; E-bleu, I-rouge, O-jaune, U-vert".

La poesía y la música atraparon el mundo de la pintura y el arte continuó progresando.

domingo, 4 de septiembre de 2016

Sobre la inspiración.

"Los neurólogos investigan, los escritores escribís y los demás sentimos", dijo mi querida Silvia López el otro día en mi post sobre el efecto de las lágrimas en la vida.

Ayer leí el comentario en el móvil sentado en una playa sin apenas gente (se supone que es de nudistas, pero cada vez la invaden más tipos con ropa). Tiré una piedra al mar y vi cómo hacía un extraño y se mantenía en la superficie durante unos cuantos metros, como si estuviera corriendo sobre ella.

Me "vestí" entonces tanto con la ropa del científico como del novelista. La ciencia puede explicar en profundidad el efecto "físico" que se había producido con la piedra, pero no podrá decir cuáles habían sido mis sensaciones ante la contemplación de aquel fenómeno tan curioso y sorprendente.

En cierto momento cerré los ojos para sentir la brisa del mar sobre mi rostro. Cuando los abrí la piedra continuaba flotando sobre el agua y una hermosa gaviota se había situado junto a mí y parecía querer decirme algo en voz muy baja.

sábado, 3 de septiembre de 2016

Agustín E. Díaz-Pacheco, un original escritor canario.

Agustín E. Díaz-Pacheco es uno de los escritores de mayor calidad que he encontrado en los últimos tiempos.

Me apetecía hablar de él en un artículo que he publicado en la Revista Tarántula, donde publico mis cuentos. Hay otro motivo y es que ha reeditado en la editorial Izana su libro de relatos, “Línea de naufragio” y he querido acercarme a su obra como director de la colección, pero sobre todo a la persona.

Agustín no es solo un gran escritor, sino que como persona es más majo que las pesetas, como se decía antes.

http://revistatarantula.com/retrato-de-agustin-e-diaz-pacheco-un-original-escritor-canario/ 

viernes, 2 de septiembre de 2016

"Grandes esperanzas"

Como es viernes, uno de los "Cuentos de los otros".

(Buscando la voz de la "ternura", aunque sea de forma metafísica).

http://revistatarantula.com/grandes-esperanzas/


A veces sueño

A veces sueño que regreso a Manderley, a Macondo, a Santa María, a La Arcadia, a Comala, a Yoknapatawpha, a Región, a La Mancha, a Shangri-La, a Camelot, a Shambhala.

Luego despierto.