lunes, 8 de agosto de 2016

Seamus Heaney

Pasear por Irlanda es hacerlo por las leyendas que nos devuelven a los mitos clásicos, la música gaélica, la amabilidad y las ganas de vivir de sus jóvenes. Es revivir la grandeza de Joyce y Yeats y también la necesidad de leer la poesía de Seamus Heaney (1939-2013), uno de los grandes poetas del siglo XX.

Nacido en Derry, Heaney estudió literatura en Belfast, dio clase en Dublín y fue catedrático de Retórica y Oratoria en Harvard y de Poesía en Oxford.

Recibió el Nobel de Literatura en 1995.

De él me interesa su compromiso por la paz en Irlanda y técnicamente la riqueza fonética de su poesía y la fuerza de su estructura. Muchos de sus poemas reflejan las conexiones entre las opciones personales, los dramas y las pérdidas inevitables de la vida y el papel de las fuerzas universales como la historia y la lengua. En su obra veo a William Wordsworth y John Clare, su humanismo, su amor a la naturaleza, incluso urbana.

Este es solo un ejemplo.

El metro.

"Ahí estábamos corriendo por los túneles abovedados,
tú deprisa delante, con tu abrigo de estreno
y yo, yo entonces como un dios velocísimo ganándote
terreno antes de que te convirtieras en un junco
o alguna nueva flor blanca salpicada de rojo
mientras el abrigo batía salvajemente y botón tras botón
saltaban y caían, dejando un rastro
entre el metro y el Albert Hall.
De luna de miel, luneando, ya tarde para el Baile de Promoción,
nuestros ecos mueren en ese corredor y ahora
vengo como lo hizo Hansel sobre las piedras iluminadas por la luna
recorriendo el sendero de nuevo, recogiendo botones
para acabar en una estación con corrientes de aire y luz de lámparas
cuando los trenes ya se han ido, las vías húmedas
desnudas y tensas como yo, todo atención,
por si tus pasos me siguen,
pero antes muerto que mirar atrás.
De "Station Island". (1984)

Versión de Vicente Forés y Jenaro Talens.

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