domingo, 21 de agosto de 2016

El otro día la escritora Silvina Vuckovic me dedicó un poema de Borges, "Los justos".

Hablar de Borges para mí es hacerlo de alguien casi de la familia. No solo me examiné de su obra en dos asignaturas de la carrera, sino que he escrito cuentos inspirados en él y además Borges y su estela literaria son uno de los leitmotiv de mi novela "Las mentiras inexactas".

Los justos...

Leer un poema en la cama con la mujer o el hombre que amas, escuchar uno de los últimos cuartetos de Beethoven, volver a jugar al ajedrez como cuando eras joven, regar los jardines de las casas abandonadas, escuchar a ese señor que te para por la calle porque se le ha olvidado el reloj de la vida, viajar como Stevenson con los ojos abiertos, escribir al amanecer una frase nueva o un párrafo entero con todas las consecuencias, escribir una mirada, unos ojos, una pasión, escribir el vuelo sin destino de una mariposa, escribir la canción perdida en el vestido de la primera chica que abandonaste. Escribir mientras besas, mientras amas, mientras amanece...

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