lunes, 1 de febrero de 2016

Reconozco que soy un enamorado de la belleza.

Por eso cuando me encuentro con poemas como este, siento la obligación irremediable de pensar en ella, de interiorizarla, de sentirla, de buscar el proceso de estilización y su poeticidad.
"no obedezco a la ley de la gravedad
voy pecando, me corrompo
hueso prometido
todo nos delata
no obedezco

repararán el subsuelo
no obedezco
las hélices de las cosas
las enaguas.
comiendo en los límites de las torres
me compongo
me vivo
que tengo un pecado cosido
a mi soledad
un palomo,
necesito una espalda más honda
no obedezco
declaro un ala
la otra es la única que está en el aire".

(Gabriela Amoros, "El estuario rojo" (Izana editores, 2016, en prensa). Foto de la autora).