lunes, 4 de junio de 2012

"Las mentiras inexactas" en la revista Travelarte

Revista  Travelarte

Cultura

joseluismunoz Por Luis Muñoz Diez
02 de junio de 2012

Las mentiras inexactas, Justo Sotelo

Las mentiras inexactas, Justo Sotelo
Luis Muñoz Díez: Hoy tenemos como firma invitada al novelista Justo Sotelo, que nos habla de su última novela publicada Las mentiras inexactas.
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Justo Sotelo nació en Madrid, y lo primero que hizo fue estudiar economía porque quería entender mejor a sus semejantes, lo que le llevó incluso a hacerse catedrático de Política Económica. No obstante, su gran pasión siempre fue la literatura. Con doce años escribió un par de novelas policíacas que se han perdido; con dieciséis o diecisiete se acercó a la poesía, aunque en este caso como forma de “acercarse” a las chicas, y, por fin, se empeñó en escribir una novela a los veintitantos, que vería la luz en 1995 con el título de La muerte lenta. Algo más seguro de sus condiciones como narrador, dos años después publicó Vivir es ver pasar, que fue finalista en los premios Ateneo de Sevilla y Sésamo, quizá porque en las Cuevas de Sésamo pasó algunas de las mejores noches de su vida, lo que se ha plasmado en la novela que ahora nos presenta.
En 2006 publicó La paz de febrero, una novela que en palabras de Juan Ángel Juristo deja una impresión similar a la que nos asaltó en su día cuando nos topamos con narraciones como El extranjero y Retrato del artista adolescente”. Su cuarta novela publicada fue Entrevías mon amour, en el año 2009, que cosechó críticas excelentes. Para Santos Alonso, por ejemplo, “el tratamiento de los personajes recuerda, en el mejor sentido de los términos, al que Faulkner ofrecía en novelas como Pylon”, para añadir que “nunca hasta ahora en sus novelas había logrado Justo Sotelo un lenguaje tan equilibrado y tan ajustado entre el contenido y la forma, y ello sin ceder a la excelencia del estilo”.
Pero nadie mejor para hablar de su obra que el propio autor.

Las mentiras inexactasJusto Sotelo:
Desde hace veinte años mantengo viva una tertulia literaria que ha recorrido los sitios más variopintos, desde algunas universidades públicas y privadas hasta las Cuevas de Sésamo, el café Ruiz o el bar Este Oeste (que es donde se celebra actualmente, en la calle Manuela Malasaña, 9, de Madrid). Algunos amigos aseguran que lo que más me gusta en esta vida es hacer tertulias, pero yo siempre añado que también me gusta escuchar. Uno de mis mejores amigos -y tertuliano desde hace años-, me preguntó el otro día, a raíz de la presentación de la novela, qué es lo que a uno le hace sentirse escritor. Después de mis típicos titubeos iniciales le dije que es posible que el escritor tenga una forma concreta de mirar y ver la vida, aunque también necesita lectores que “sientan” su obra (muchos o pocos, eso es lo de menos), en la línea de lo que Umberto Eco denomina “lector implícito”, y por tanto que un editor confíe en él para publicar su obra.
Estas frases resumen algunas ideas esenciales de Las mentiras inexactas, una novela publicada por la Editorial Izana con gran cuidado y esmero, y con la que he pretendido reflexionar sobre el hecho de escribir, pero también sobre la lectura y la necesidad del ser humano de escuchar y ser escuchado, que es lo mismo que decir de amar y ser amado. Cuando Nora Acosta, una profesora de literatura, abre la puerta de una librería de la plaza Santa Ana, de Madrid, porque está haciendo un estudio académico sobre el futuro de la novela, lo que hará será acceder a su particular “país de las maravillas”. En la puerta está pegada la carátula de un disco de Jethro Tull, que es la música de la historia, ya que a lo largo de sus páginas no dejan de sonar los discos Aqualung y Thick as a brick.
En la librería conoce a Sergio Barrios, el joven librero, del que le separan casi treinta años, y en seguida se enamora de él. Luego aparecen los amigos de Sergio, unos tipos que se pasan hablando todo el tiempo sobre cualquier cosa y acercan la novela al terreno de la oralidad. La trama sigue, entonces, el camino de la recuperación del padre de Sergio, que ha sido asesinado en La Habana, en el Malecón, así como del verdadero sentido del amor para Nora. Si para el amor no hay edad, tampoco debe existir para la literatura.
Las mentiras inexactas pretende ser una reflexión sobre el significado de la literatura en tiempo de crisis económica y espiritual, que juega con multitud de espejos, desde la relación Nora Acosta / Norah Lange (el gran amor de Borges y Girondo), y la última poeta viva de la generación del 27, hasta los pasadizos interiores utilizados por Murakami y Cortázar en sus novelas y cuentos.
Como diría José Luis Sampedro (que es uno de los personajes “ficticios” de la novela, junto a Borges, Saramago o Alberti), en realidad escribimos para que los lectores nos quieran. En mi caso concreto, añadiría que lo hago para que mi hijo me lea dentro de unos años y se sienta orgullo de su padre. En ese momento sabré que la literatura jamás podrá morir.

Justo Sotelo está consiguiendo con su última novela, "Las mentiras inexactas", algunas de las mejores críticas del panorama literario, lo que corrobora la gran aceptación que, entre el público y la crítica, tuvieron sus anteriores novelas, "La paz de febrero" y "Entrevías mon amour"

Os recuerdo que el autor estará firmando su novela Las mentiras inexactas (Editorial Izana, 2012) en La Feria del Libro de Madrid, el próximo viernes 8 de junio, de 18:30 a 21:30, caseta 270, en la de la editorial Tribuna Libros.

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