domingo, 22 de abril de 2012

Economía y Literatura (III)

El comportamiento de los personajes de Galdós, descrito en los anteriores artículos, tiene su base en la idea moderna de Economía, extendida en buena parte de Europa durante el siglo XVIII. "Lo prohibido" es la primera novela de Galdós donde tiene cabida el desarrollo industrial en España, una perspectiva distinta de los comerciantes de otras novelas, como "Fortunata y Jacinta".

“En lo prohibido” se habla de capitalismo con rigor y profundidad, lo que la convierte en una de sus obras más modernas e inteligentes.

Para un economista clásico como John Stuart Mill (que vivió en la misma época de Galdós), la economía es la ciencia que estudia la riqueza y las leyes de su producción y su distribución, una definición más completa que la clásica y conocida de la ciencia de la administración de los recursos escasos. Para Alfred Marshall, otro economista clásico, la economía es el estudio de la humanidad en las ocupaciones ordinarias de la vida y examina la parte de la acción individual y social relacionada con la obtención y el uso de los artículos materiales necesarios para el bienestar. Igualmente ha sido esencial para la comprensión de la ciencia económica la definición de Lionel Robbins, para quien comprende la conducta humana como relación entre fines y medios escasos con usos alternativos.

No obstante, la definición que más me interesa es la que dio Salvador de Madariaga, sobre todo por su alto contenido moral, y que seguro que Galdós habría aplaudido de haberla conocido. Para Madariaga, la verdadera economía es la administración adecuada de los valores morales en el reino material.        

Una de las críticas que suele hacerse a los economistas es que sus teorías no consiguen explicar la realidad, porque son elementales e incompletas, y su comportamiento es aún peor cuando intentan predecir el futuro. Como defensa se puede argumentar que lo que ocurre es que, en cada momento histórico, los científicos, investigadores y filósofos tienen un límite para su capacidad de comprensión de lo que les rodea. No parece, por tanto, que sea un proceder lógico que se haga un juicio por la existencia del límite, cuando es más correcto que se valore la capacidad de alcanzar y superar poco a poco la frontera de lo posible.
Tampoco es una tarea sencilla establecer con precisión el momento histórico a partir del cual la economía se apropió de las características propias de una disciplina científica. Está más o menos admitido, no obstante, que la fecha clave fue el año 1776, con la publicación de la obra de Adam Smith “Una investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones”. Mucho más atrás en el tiempo, podría remontarse a las ideas de los filósofos de la Grecia clásica, así como a los escritos económicos de los siglos XIII y XIV, mientras que los antecedentes cercanos proceden de las aportaciones de los fisiócratas.

Entre los antecedentes metodológicos estaría la tradición deductiva, con autores como Descartes y Espinoza, la tradición de la inducción empírica, con Bacon y Locke, la tradición escéptica, con Hume y, posteriormente, la síntesis entre el racionalismo y el empirismo, con Kant.

(Publicado en el Diario Progresista el 20 de Abril de 2012