sábado, 10 de diciembre de 2011

Un mundo posible (II)

Con este artículo sigo recogiendo la exposición que realicé de la defensa de mi tesis doctoral el Jueves 1 de Diciembre en la Facultad de Filología de la Complutense, sobre "La semántica ficcional de los mundos posibles en la novela de Haruki Murakami". Espero que les guste.

Dentro de la creación poética que pretende ser realista, el referente es la propia realidad, y por ello cuando la creación es antimimética no existe un referente claro, o al menos eso es lo que piensan autores como Russell, Fregre y los pensadores que en el siglo XX pretendieron recuperar las ideas del paradigma mimético, como Auerbach, Hamburguer y Ricoeur, entre otros. Ante este panorama, la visión no mimética de la literatura defiende que la referencia de la creación ficcional es la semántica ficcional, con lo que cobra sentido el modelo de los mundos posibles.

El estudio de la semántica ficcional se puede realizar desde dos puntos de vista. Por una parte tendríamos la manera en que el escritor realiza su obra, por ejemplo, escribe su novela; y en la otra la forma en que el lector lleva a cabo la lectura de esa novela. Serían las dos caras de la misma moneda: la semántica extensional en el primer caso, y la semántica ficcional en el segundo.

Lo que el escritor hace es crear un mundo narrativo sometiéndolo a una serie de restricciones. Se enfrenta a un estado inicial de la naturaleza ficcional y a los cambios que se van produciendo en la misma, construye un mundo de personajes (lo que daría lugar a un mundo unipersonal o multipersonal) y permite que se produzcan sucesos, acciones, interacciones y transformaciones en el estado de la mente, con los llamados fenómenos por generación espontánea.

Las restricciones del proceso creativo surgen de la propia selección de los elementos narrativos comentados, así como de los códigos modales que afectan a cada aspecto de la obra, es decir, los códigos alético, deóntico, axiológico y epistémico, con la relevante importancia del mundo diádico y de la existencia de los dobles. En este último caso, ¿quién no se ha preguntado cuando camina por la calle si no se encontrará a su doble en cualquier momento, o si no existirá ese doble en alguna parte aunque no lo encuentre nunca? Esa es la verdadera referencia de un mundo posible, la “posibilidad” de encontrarnos con nosotros mismos en la piel de otra persona, aunque la idea resulte inquietante.

El lector, mientras tanto, lleva a cabo una lectura intensional de la obra, y acto seguido une cada elemento hasta hacerse una idea de los elementos considerados por el escritor. Es decir, termina “reconstruyendo” el mundo que ha sido construido por el creador de la obra. De ahí que sea imprescindible el estudio de las funciones de autentificación y de saturación, en busca de la existencia ficcional de aquella, así como de la manera en que se ha elaborado la “textura” del texto.

(Publicado en el Diario Progresista el 9 de Diciembre de 2011)

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