domingo, 15 de mayo de 2011

Los mundos posibles de la literatura (II)

Ante la necesidad de una semántica no mimética de la ficcionalidad, como consecuencia de los problemas con los que se encuentra el paradigma mimético al vincular las ficciones sólo al mundo real, surge el mundo posible.

Los mundos posibles son mundos coherentes y cerrados en sí mismos, paralelos al real, ya que éste es uno más de esos mundos. Su origen se encuentra en la lógica filosófica de Leibniz y algunos teóricos de la escuela suiza del siglo XVIII. Los mundos ficcionales cumplen las tesis de los mundos posibles.

Tras construir “ontológicamente” los mundos posibles de la ficción y, en concreto, de la literatura, se necesita hacerlo de manera textual, con los elementos o categorías narrativos que están sometidos a unas restricciones o modalidades concretas, ya que el texto existe antes que el mundo posible. Estos elementos deben cumplir dos restricciones esenciales, su selección y las operaciones formativas. El referente del mundo posible es el propio texto, es decir, el texto es el que da sentido al mundo paralelo, lo contrario de lo que ocurre con cualquier investigación o informe sobre algo real, donde la realidad antecede al texto escrito. Todo ello resume la semántica extensional.

El análisis de los mundos posibles necesita también de la otra cara de la moneda, la semántica intensional, por lo que es prioritario el estudio de las funciones de autentificación y de saturación, con el fin de observar la verdad ficcional de los textos y el grado de densidad en que está poblado el mundo.

Un ejemplo apropiado de todo lo dicho son los textos de Haruki Murakami, como creador de mundos posibles, pero eso será motivo de los próximos artículos.

(Artículo publicado en el Diario Progresista, el 13 de Mayo de 2011)

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