domingo, 7 de marzo de 2010

Lucia Jerez, de José Martí






  1. Introducción.
 
Lucía Jerez o “Una relación funesta” es considerada la primera novela modernista, lo que otorga un gran valor a sus escasas cien páginas, al menos en la edición de Carlos J. Alvarez que yo he manejado en este trabajo (Martí, 2006, 2ª edición).
En los siguientes epígrafes realizaré un análisis narratológico de la novela partiendo de la poética de Martí, para analizar acto seguido las figuras del narrador – autor, que no siempre coinciden, la trama de la novela que tal vez es lo menos importante de la misma, los principales personajes y el cronotopo, con la consideración tanto del tiempo como el espacio. Estos dos últimos aspectos son capitales, en mi opinión, para que esta historia se convierta en lo que ha sido.
 
2. Análisis narratológico de Lucía Jerez.

2.1. La poética de Martí.

      Siguiendo la idea de que todo escritor posee una poética propia, deudora de alguna forma de las líneas maestras marcadas por la literatura, podríamos destacar los siguientes aspectos de la poética martiana (Morales, 2006):
·        Entre la poética clásica y la romántica, Martí opta claramente por la segunda, lo que hasta cierto punto supone un punto álgido dentro de la literatura iberoamericana. Octavio Paz llegó a asegurar que “nuestro romanticismo lo trajeron los modernistas” (Paz, 1987). Es el momento de superar las poéticas teóricas que habían dominado desde los tiempos de Platón, Aristóteles y Horacio. La ruptura supone un paso trascendente.
·        La poesía es el motor de la existencia del artista, como aplicación del ideal romántico alemán del “Sturm und Drang”. Es el poeta frente al científico, el humanista frente al que “deshumaniza” a la sociedad moderna. Además de la literariedad (lo técnico) es necesaria la poeticidad (la calidad artística). Lo significativo es el maridaje entre ambos aspectos.
·        La unión entre la forma y el fondo es la esencia de la obra del creador, ya sea poética o narrativa.
·        El dominio de la poesía impura, no por su carácter panfletario, sino como apertura incondicional a la vida en todas sus facetas, con la incorporación de la pintura, la escultura y la música a la forma poética.
·        El símbolo como recurso de la nueva expresión poética.
·        La identificación entre ética y estética, es decir, bien y belleza. Nos encontramos ante la visión clásica de la búsqueda del UNO que analizara Plotino en sus Enéadas. Por una parte tendríamos el “yo” del que se derivan la belleza y la estética; por otra, el “ello”, del que se deducen la verdad y la ciencia; y, por último, el “nosotros”, con el bien y la ética. Martí elige la comunión entre el segundo y el tercer aspectos, es decir, entre los planos ético y estético. Y yo creo que la jugada le sale bien, pues por una parte tranquiliza a los que también queremos que exista un mundo más igualitario y justo, y por otra a los que buscan el placer estético de una narración bien construida.

2.2. El narrador – autor.     

      Esta novela está narrada en tercera persona y utiliza un estilo tanto directo como indirecto, y en algunos casos el estilo indirecto libre. Hay momentos en que el narrador se mete en la piel de los protagonistas, y lo que leemos es la visión que ellos mismos poseen de su propio mundo interior. Además observo la figura del “autor ideal” en el sentido de que Martí nos demuestra claramente cuáles son sus valores – tanto éticos como estéticos, como he señalado hace un momento –, y los vierte sobre la historia intentando que se nos contagien a sus lectores.

2.3. La trama.
      Nos encontramos tan sólo ante tres capítulos. Los dos primeros son cortos, mientras que el tercero supone el verdadero desarrollo de la historia (su extensión es mayor que la de los dos capítulos anteriores juntos).
En el primer capítulo, Martí nos presenta la casa de Lucía Jerez, es domingo, hay tres amigas: Adela, delgada y locuaz, Ana, delicada físicamente, y Lucía, robusta y profunda, enamorada de Juan Jerez hasta la médula, lo que desencadenará la tragedia final. Juan es el “alter ego” de Martí; su personalidad desbordante pretende cambiar el mundo, hacerlo más justo y humano. También aparece un amigo, Pedro, mientras todos toman chocolate en la casa. La última en aparecer (sólo como mención) es Leonor – Sol – del Valle. Los personajes dialogan continuamente; los lectores los conocemos íntimamente pero también conocemos el mundo “social” en el que viven. Bajo esa línea late la relación sentimental entre Lucía y Juan Jerez, los protagonistas de la historia.
      El segundo capítulo es un tanto extraño, pues se limita a contarnos la historia de la familia de Sol del Valle, como si los lectores necesitáramos más información sobre su origen español. El aspecto temporal tanto de este capítulo como del anterior será analizado más adelante.
      Ya he señalado que el tercer capítulo es el corazón de la historia, pues se unen todas las pequeñas tramas descritas con anterioridad. Lucía Jerez es una mujer que necesita que la amen; es una mujer incapaz de amar, por eso se produce el fatal desenlace, sin que Juan Jerez haya pensado en ningún instante que está enamorado de otra persona. Es el simple hecho de que aparezca alguien hermoso a su lado, Sol del Valle, para que Lucía Jerez empiece a dudar de sí misma y del amor de Juan Jerez. Este es incapaz de dar celos a Lucía, todo lo contrario, ya que ni se le pasa por la cabeza sentir ningún tipo de afecto amoroso por Sol; es Lucía la que se lo imagina todo, tal vez porque no puede existir nadie que le haga sombra. La novela acaba mal pues no puede acabar de otra manera. El amor lo transforma todo, te transporta de lo más banal a lo más hermoso, pero también es capaz de llevarte al abismo desde la profunda felicidad inicial.
      Lo más significativo son algunos momentos mágicos de la historia, como la presentación de Sol del Valle a Lucía, el momento en que el médico aconseja a Ana que descanse en el campo si quiere recuperarse, lo que llevará allí a todos los personajes principales o el monólogo interior de Lucía precisamente en esa casa de campo.
  
2.4. Los personajes.

Como ya he señalado los personajes principales son Juan Jerez, Lucía Jerez y Sol del Valle. Martí se vale de ellos para verter sus ideas en la historia, aunque en ocasiones los deja solos para que expresen sus propias cualidades como personajes independientes que incluso pueden escaparse de su mano.
·        Juan Jerez. Ya he señalado que Juan Jerez es la figura que Martí utiliza para dar su opinión sobre la sociedad de su época en forma de autor “ideal”. Las mujeres se enamoran de él porque eso es lo que quiere el autor que ocurre, para que de esta forma la sociedad avance hacia una situación más ideal, menos cerrada e injusta. En mi opinión tal vez le falte concienciarse algo más de los “males de cabeza” que atenazan a Lucía Jerez.
·        Lucía Jerez. También ha sido descrito con cierto detalle. Su figura viene a decirnos que el amor no puede representar posesión, por eso representa la concepción egoísta del amor
·        Sol del Valle. Es la personificación de la “Beatriz” de Dante, incluso de la “Dulcinea” de don Quijote. Es lo puro, lo místico, esa parte de todos nosotros que querríamos que fuera más grande de lo que realmente es.
·        Ana, la pintora enferma, es la representante de la estética de la sinceridad. Su figura irradia valores espirituales a los demás personajes. (Podría estar inspirada en una hermana del propio Martí).
·        Adela es un personaje más frívolo e inestable, y también correspondería a otra hermana del autor.
·        Los demás personajes no son más que comparsas, y que sirven para resaltar las características de los protagonistas.

 2.5. El cronotopo.     
2.5.1. El espacio.
      Lucía Jerez es una novela claramente hispanoamericana. Martí nos habla de un espacio concreto, aunque se supone que es Guatemala, país donde el autor vivió un tiempo y se enamoró, lo que pudo inspirar algunos personajes de la historia.
Las diferencias sociales están bien expuestas, así como los ideales políticos de tipo social que defiende su autor, en busca de una mayor igualdad. Sin embargo, frente al espacio exterior, en esta novela domina el interior, lo que permite a Martí introducir sus gustos literarios, pictóricos, musicales, etcétera, claramente modernistas. Y esto lo observamos en la consideración de libros, cuadros, etcétera, que amaba especialmente el autor. En este sentido el personaje de Ana es el vehículo más utilizado.

       2.5.2. El tiempo.
A pesar de la brevedad de la novela, podemos encontrar en ella los principales tiempos narrativos:
·        Cronológico. Es la utilización del tiempo externo. El primer capítulo transcurre en una tarde de domingo, el segundo es descriptivo y no sigue ninguna cronología, salvo describir veinticinco años de la vida de una familia. El tercero deja más rienda suelta a los personajes y a algún monólogo interior. Nos encontramos ante la sucesión, también bastante ágil, de una gran cantidad de escenas que nos van llevando poco a poco hacia ese final inesperado.
·        Lingüístico. Hace alusión al pasado, presente y futuro, lo que también queda patente en bastantes momentos de la novela, y que sirve para describir a la perfección a los personajes principales.
·        Psicológico, que influye en la duración de la trama a través del mundo interior de los personajes, sobre todo con Lucía Jerez, que es el personaje más atractivo desde el punto sede vista psicológico, como ya he dicho. También el personaje de Juan Jerez tiene un trasfondo de gran profundidad.
·        Literario narrativo. Es el tiempo más interesante, por su complejidad. Siguiendo a Genette (1989) podemos distinguir tres aspectos en el tiempo: el orden, con anacronías como la analepsis o retropecciones y la prolepsis o anticipaciones; la duración, con anisocronías como la elipsis, el sumario, la escena y la pausa; y la frecuencia, con los relatos singulativo, iterativo y repetitivo. De todos estos aspectos destacaré los siguientes. En el capítulo primero se combinan la escena o diálogo y la pausa, pues la descripción es muy lenta y los personajes hablan entre ellos. En el segundo hay una aceleración del ritmo narrativo que se vierte en el texto en forma de resumen o sumario. En el tercero, por su parte, vuelven a verse la pausa descriptiva y la escena, con bastantes diálogos, y algunos casos de breves sumarios entre medias. Las escenas vienen a reflejar la evolución psicológica de Lucía Jerez.
   
  1. Bibliografía citada. 
    • Genette, G. (1989). Figuras III. Editorial Lumen. Barcelona.
    •  Martí, J. (2006). Lucía Jerez. Cátedra. Madrid. 2ª edición.       
    • Morales, C. J. (2006). Introducción. Edición de Lucía Jerez. Cátedra. Madrid. 2ª edición.
    • Paz, O. (1987). Los hijos del limo. Editorial Seix -Barral. Barcelona.

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