jueves, 25 de abril de 2024

"Una nueva reseña de mi último libro, esta vez en catalán".


 
Ayer estaba cortándome el pelo con mi peluquero favorito cuando mi hijo me envió por Wasap esta foto con un articulo de prensa de Ángels Santa Bañeres publicado el Día del Libro sobre "Un hombre que se parecía a Al Pacino" (Luis, mi peluquero, es precisamente de los que siempre me ha comparado con Al Pacino, y a él le dedico uno de los relatos). En la reseña Ángels comenta que "es una obra singular, plena de evocaciones, de recuerdos y sugerencias". Acto seguido evoca a Proust y su magdalena a la hora de tomarme el primer café de cada día. 
 
Esta es la reseña completa en castellano:
 
"El último volumen del escritor Justo Sotelo es una obra singular, llena de evocaciones, de recuerdos y sugerencias. Una obra hecha de fragmentos, de microrrelatos que nacen mientras el autor toma una taza de café como Proust tomaba su tila acompañada de una magdalena. Del aroma del café, de su sabor amargo, de su calor afloran los recuerdos y sensaciones. La memoria afectiva estalla y el escritor capta sus emisiones traduciéndolas en palabras que descubren por nosotros todo un mundo, toda una vida, la de un hombre que se parece, como dice el título, a Al Pacino. A Justo Sotelo le gusta jugar con las comparaciones, lo hace con facilidad, con elegancia. Estas comparaciones manifiestan el carácter del escritor. Un hombre sensible, enamorado de la vida, enamorado del amor y sobre todo enamorado de la escritura. La escritura que es para él una manera de vivir, una manera de disfrutar de la existencia, una manera de decirle al otro que le ama ofreciéndole la creación como el más exquisito regalo. Pero la literatura que emerge del café matinal no va sola, le acompañan la filosofía, el cine, la música, el arte, o mejor las artes, todas las artes en general. Un panorama impresionante desfila ante nuestros ojos. Un panorama que tiene un espacio privilegiado: la ciudad de Madrid. Un Madrid donde la mezcla de arte y de cotidianidad se pone de manifiesto en cada uno de los fragmentos que constituyen el libro: Casa de Campo, Retiro, Gran Vía, Atocha, Plaza de Colón, Moncloa y tantos otros sitios que viven entre las páginas como Manhattan en Madrid. Tenemos presente siempre un referente mítico: el París artístico y bohemio, el París de nuestros sueños. En el prólogo Sotelo nos dice: “Sabemos que el cine inventó la ciudad de París y antes lo hicieron los pintores y los bohemios”. El artista es el inventor de la vida con su creación y, como pensaba Flaubert, la creación es vida. En el espacio corresponde el tiempo. El tiempo se divide en cuatro estaciones: Verano, Primavera, Invierno y Otoño, en una particular división del autor. Cada estación le aporta su encanto y sus particularidades y marca el paso del tiempo con escenas de la vida diaria iluminadas por el recuerdo, por las lecturas, la amistad y el amor. "El filo de la navaja" es su película de referencia, evocada al principio del libro (la ilustración es ya un fotograma). Con su bagaje, todo lo que Larry Darrell posee para aceptar el destino y derrotar a los problemas que le presenta la existencia: su afán de conocimiento y su bondad, afronta el recorrido por el itinerario creativo. Emprende este camino porque se siente en armonía con el mundo y le acompaña la música de Mahler, músico icónico que siempre está a su lado, y porque han existido personas como Homero, Dante, Shakespeare, Kant, Goethe, Nietzsche o Bach, Mozart, Beethoven, Wagner y Tarkovski y también Bergman, Ford, Hitchcock, Rohmer, Erice y Allen. Todos ellos han contribuido a su talante, todos ellos le han dado razones para ser libre y dedicarse a la creación. Los temas son diferentes y atractivos: Balbín y La Clave, "El hombre de moda" de Fernando Méndez-Leite, "Zorba el Griego" de Nikos Kazantzakis con música de Theodorakis, Anouk Aimée y Alfonso Sánchez, Cyrano de Bergerac, Ingmar Bergman, "Casablanca" y Rick Blaine , Galdós y Pardo Bazán, "Carta a una desconocida" de Stefan Zweig, Pedro Iturralde y "Las hojas muertas", "La Gaviota" de Chéjov o Mahler y Bernstein entre muchos otros. Todos ellos son partes de la biografía de Justo Sotelo, porque él sólo trata lo que de manera directa o indirecta tiene relación con él y su forma de ver la vida y su complejidad. Libro, el suyo, lleno de experiencias vitales, lleno de amor y de gozo, de enseñanzas y de reflexiones. Libro para ser leído con calma, a ratos, para gozarlo, para meditarlo, para aprender el sentido de la felicidad y del bienestar. Libro del amigo y del amante".
 
Esta es la versión digital, en catalán, del artículo:
 
Mañana estaré en Lleida con ella y así los dos estaremos en París, una ciudad en la que Ángels pasa largas temporadas cada año y en donde yo siempre he sido muy feliz. Y ya que cita a Pedro Iturralde porque lo cito yo en el libro y me gusta mucho el jazz y este se escucha muy bien en París, me voy a San Javier para escuchar "Las hojas muertas", tan parisinas:
 

miércoles, 24 de abril de 2024

"Bruno, el niño mexicano al que le gusta leer".

Ayer por la tarde planteé en nuestra tertulia "on line" de los martes la pregunta de si leemos lo que quieren las editoriales que leamos, o las Universidades o la RAE de turno o solo a los autores apoyados por los poderes políticos, económicos y culturales que interesan en cada momento y que terminan instalados en los lugares culturales más visibles, como el Cervantes, los ministerios o la Universidad. Ya he comentado alguna vez que me parece que España es uno de los países donde el "nepotismo" ha campado a sus anchas en todos los estamentos. Los premios importantes (desde el punto de vista mediático y económico) están siempre dados, y así sigue el círculo. Y esto ocurre con las noticias de las que se habla, los asuntos que llenan las horas de los telediarios, y ha sido siempre igual. En su día la RAE convirtió en canónica, en una época, la novela "La Dorotea", de Lope de Vega, y luego la sustituyó por el Quijote. ¿Y en un futuro próximo? ¿El Quijote volverá a desaparecer como le ocurrió durante un par de siglos? ¿Alguien recuerda a los autores que se leían en la España de los 50 o 60, o en siglos anteriores? ¿Y en los países de nuestro entorno? Teniendo en cuenta que los Nobel siempre me han parecido una bobada, como los Óscar en el cine, ¿realmente estamos manipulados para ver el cine y leer los libros que quieren los demás?

La charla resultó apasionante, como no podía ser de otra forma con los encantadores tertulianos, personas intelectuales y sensibles. En concreto ayer me conmovió la breve aparición de Bruno, un chaval de 10 años, alumno en el colegio de México donde Mariola Satorre ejerce como bibliotecaria (solo estuvieron un momento y luego ella siguió la tertulia desde su coche, cuando acabó su trabajo) que nos dijo que le gusta mucho leer, sobre todo historias de aventuras y fantásticas (no pongo la fotografía del niño por el derecho a la privacidad de los menores). Y yo siempre me digo lo mismo, a pesar de todas las manipulaciones de los poderosos de cada momento, incluso en el mundo cultural, mientras haya niños como Bruno la memoria de la humanidad no desaparecerá.

Igual que si existe música como esta:

https://www.youtube.com/watch?v=8vHL0UNCa1Q

 


 

martes, 23 de abril de 2024

"Nuestra tertulia en el Día del Libro".

Hace unos días Miguel Veyrat, uno de los grandes poetas vivos que tenemos en España (para el que escribí un ensayo), dijo de nuestra tertulia: "Gracias, Justo Sotelo, la tertulia que has construido suela a suela y lengua a lengua es una de las maravillas de esas que no suelen durar en nuestro país, pero a pesar de ser ya bien conocidos tus tertulianos voy a dejar que los lectores los descubran. Así, de variadas procedencias y conocimientos y temperamentos, citarlos a todos sería imposible. Muy pronto estaremos juntos de nuevo en torno al acantilado de mi "Vértigo" (Bartleby Editores, 2024), libro indispensable en toda mi obra. Un aplauso atronador para todos vosotros".
 
Las fotografías son de su última visita en el salón de Casa Manolo, hace justo un año. Miguel volverá el 7 del mes que viene, y ya lo comentaré. 
 
Mientras tanto continuamos con nuestras tertulias de cada martes, y hoy toca "on line". 
 
He propuesto a mis amigos tertulianos que intentemos responder a esta pregunta: ¿Qué leemos y por qué? Ahora, mientras me tomo el primer café de la mañana, y antes de irme a clase, voy a escuchar a Verdi brindando por Cervantes, Shakespeare, el Inca Garcilaso, Veyrat y todos mis amigos a los que os gusta leer.
 
Escuchemos al poeta:
 

lunes, 22 de abril de 2024

"Cómo seducir viajando en tren".

Este viernes me iré a Lleida a presentar "Un hombre que se parecía a Al Pacino". Hace dos o tres años la catedrática de literatura de la Universitat de Lleida Ángels Santa Bañeres me preguntó si quería escribir un libro hablando de cine y de literatura, de amor y filosofía. Me dijo que su Universidad lo publicaría junto a Pagés editors. Ella había comenzado a leer mis novelas y ya no se detuvo hasta leerlas todas.
 
Y por eso mismo el viernes me subiré al AVE en Atocha, para dar un par de besos a Ángels. 
 
Me gustan los trenes, desde que de pequeño viajaba para veranear en Murcia, en la Manga del Mar Menor, y en Valencia. Y también me gusta este AVE de ahora que va tan deprisa. En los trenes he vivido románticas historias, sobre todo en los coches cama, y divertidas, como cuando mi hijo de pequeño se subió encima de las piernas de Jesús de Polanco, que viajaba al lado rumbo a Sevilla; podía haber aprovechado para decirle que me publicara un artículo en EL PAÍS, que acababa de escribir, pero no lo hice. Y recuerdo el tren de una película, "Casino Royale", cuando 007 se enamora de Vesper, la que se convertirá en la mujer de su vida. Hace un tiempo estudié una asignatura de literatura y la joven, inteligente y hermosa profesora, que desde el primer día se fijó en mí o, mejor dicho, en el libro de Nietzsche que llevaba en la mano, nos habló de una escena de la película, de un ejemplo canónico de seducción entre un hombre y una mujer:
 
Además aquella profesora nos cantó un día, en clase, un aria de Hándel, ya que también era soprano:
 
¿Es bonita o no la vida de un escritor, al que le gustan Nietzsche y la ópera?
 

 

sábado, 20 de abril de 2024

"Hoy voy a meterme un poco conmigo".

Siempre digo que estoy cansado de que digan que soy el tipo más guapo que anda por las redes y por este país, e incluso que soy el mejor escritor. Así que hoy, mientras me tomo el primer café de esta mañana tan bonita y agradable de primavera, voy a meterme un poco conmigo o, mejor, voy a poner algunos ejemplos de los que se meten conmigo.
 
El otro día, cuando defendí a aquel maestro de la República al que asesinaron al empezar la guerra española, alguien escribió en este muro que yo era un egocéntrico y un narcisista, incluso más que Pedro Sánchez. Esta red social censuró el comentario y tan solo lo puedo ver yo.
 
Ayer me encontré un post escrito el día anterior por un lector que se llama Javier Divisa con una lista de 10 libros que no le gustaban, y entre ellos está el último que he escrito.
 
Por otra parte, la verdad es que llamarme feo no me lo han llamado nunca. Recuerdo que una vez estuve en un programa de Radio Nacional y antes de empezar alguien me alertó de que el director del programa llamaba feos a todos sus invitados. Lo curioso es que cuando me estaba entrevistando me llamó feo, pero luego me miró fijamente y dijo "bueno, un poquito feo".
 
Para compensar, esta semana mis alumnos me han dicho que soy un profesor 10, que siempre estoy alegre y que soy un "disfrutón" de la vida.
 
En fin, no somos nadie. Ya nos lo contó Sorrentino en la película "La gran belleza":
 
Y luego ponemos su música, claro, con "Las beatitudes" de Vladimir Martynov:
 

viernes, 19 de abril de 2024

"Historias de mujeres".

Una de las cosas interesantes que tiene mi ciudad es que vayas por donde vayas te encuentras un pedazo de la historia de España. Ayer por la tarde me fui a dar una vuelta entre clase y clase y me senté a escuchar a las palomas en la plaza de Guardias de Corps, junto al cuartel del Conde Duque. Y allí, a mí lado, estaba Clara Campoamor (1888-1972), una de las primeras abogadas españolas, diputada en las Cortes de la II República en el primer bienio y activa feminista que dedicó parte de su vida a la defensa de la libertad, la igualdad y a la reivindicación de los derechos de las mujeres. Y en el rato en el que estuve allí sentado vinieron a mi cabeza algunos nombres como María Zambrano, María Goyri, María de Maeztu, Rosa Chacel, María Lejárraga, María Teresa León, Isabel de Oyarzábal, María Blanchard, Josefina Carabias, Maruja Mallo, Ángeles Santos, Remedios Varo. Y pensé en mi madre, y en una nana que me decía que me cantaba cuando yo era pequeño y en las nanas que deben cantar las madres a sus hijos en cualquier lugar del mundo:
 

jueves, 18 de abril de 2024

"Asomándome al último libro de Javier de Prado".

"La luna se ha empeñado /en negarme su seno", me asegura la voz poética de "A la sombra del mar" (2023, Sapere Aude) y atrapa mi atención, para continuar llevándome en brazos de Góngora a una mañana de otoño en un despacho del edificio B de la Complutense, cuando la profesora Isabel Colón me pidió que analizara la "Fábula de Polifemo y Galatea", "ese gran seno blanco de Polifemo hembra /que amamanta los sueños /de los poetas niños, cuando duermen, /Infundiendo en sus mentes /la enfermedad extraña del anhelo (...) Y, ¿por qué digo esto? Porque necesito una literatura que me "rete", que me obligue a leer antes para aprender después, por ejemplo, a Ovidio y sus "Metamorfosis", un "poema" de 15 libros en el que se narran 250 historias que son la literatura entera. Resulta interesante comparar la versión de Ovidio con la de Góngora para comprender, a través de las diferencias, el sentido que Góngora quiso conferir a la suya. La acción transcurre en Sicilia. Allí vive el cíclope Polifemo, un gigante mostruoso y cruel con un solo ojo que se enamora de la ninfa Galatea, la cual a su vez está enamorada de un joven pastor llamado Acis. La historia nos la cuenta Galatea, que explica cómo el gigante se subió a lo alto de una roca con una flauta hecha con cien cañas y empezó a cantar ofreciéndose como esposo entre halagos, promesas y regalos. Al no ser correspondido corrió a buscar a los dos amantes y arrojó una gran roca sobre Acis. La ninfa pidió ayuda a los dioses y estos transformaron en agua la sangre que manaba de la roca. Acis quedó así convertido en un río. 
 
Y Góngora me dice:
 
"Ninfa, de Doris hija, la más bella,
Adora, que vio el reino de la espuma.
Galatea es su nombre, y dulce en ella
El terno Venus de sus Gracias suma.
Son una y otra luminosa estrella
Lucientes ojos de su blanca pluma:
Si roca de cristal no es de Neptuno,
Pavón de Venus es, cisne de Juno (...)"
 
Y Javier del Prado me dice:
 
"Aparece una sobre el Arca,
un gajo de afilado borde,
y dura unos minutos
su consistencia de leche cuajada;
antes de sumergirse,
moderna Casta Diva,
en el pozo escondido de la ría de Noia (...)
 
Y Bellini me dice: